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Las mil y una playas de Albufeira

¿Qué podemos decir de las más de 100 playas que han registrado el Algarve en el mapa turístico? Ciertamente nada que sus más ardientes conocedores no sepan ya. Pero ser un fanático de las arenas del Algarve significa aún más: es reconocer que, como ningún otro, son las más deseables para las vacaciones de verano y para los paseos de invierno en alternativa a la sierra. Es reconocer que pocos placeres superan al de vivir en la playa entre nosotros. Este artículo te permitirá descubrir las playas en las que nunca has estado (o quizás ya), repetir el viaje a las que más te gustaron y crear un top de tus favoritas después de haber extendido la toalla sobre todas ellas.

Y es por todos estos motivos que te presentamos nuestras 5 playas favoritas:

1. Playa de Oura

La franja de arena es impresionante (casi 1 km de frente al mar) y muy diversa. La playa es cada vez más natural y cada vez más tranquila. El acceso al lado oeste de la playa es a través del pueblo, atravesando calles y pequeñas plazas donde son frecuentes las soleadas explanadas, y el visitante se encuentra frente a una playa de arena enmarcada por acantilados modestos pero estéticamente irregulares. El tramo este también tiene acceso peatonal por el centro del pueblo o por la urbanización ubicada en el extremo este de la playa, descendiendo una escalera de madera que discurre por un barranco flanqueado por densos y frescos parches de pinos. Los alrededores se caracterizan por los colores cálidos de la arena y los acantilados, solo suavizados por el verde intenso de los pinos.

1. Playa de Santa Eulalia

En St.ª Eulália o azul marino y los tonos luminosos de la zona están armoniosamente rodeados por el ambiente verde y fresco del pinar circundante. Los pinos forman un denso bosque y aparecen suspendidos en el precario equilibrio entre dos pequeños abismos que solo se deslizaban por la copa y fueron intensamente dañados por el agua de lluvia. Ya no es una zona, en la parte superior está pulida y desgastada por la acción de las olas y un chorro de agua que desagua no arenoso en época de lluvias, alrededor del cual se forma un denso cañón. La playa es amplia, con muchos recuerdos agradables divididos con formaciones rocosas. Caminando para nacer, obtengo trozos de gran tranquilidad. Una hilera de altas palmeras flanquea un pequeño paseo peatonal en medio de la playa. Hacia el este, diríjase a una línea continua de cimas altas y bajas de la playa Praia da Falésia.

      2. Playa de Galé

Praia da Galé forma el extremo oriental de la amplia bahía de arena de Armação de Pêra. En esta playa, las formaciones rocosas características del Algarve occidental emergen una vez más de las arenas, proporcionando rincones y recovecos para los bañistas, especialmente en la sección este, siendo el sector occidental más expuesto. Estas rocas carbonatadas de colores cálidos y muy ricas en fósiles marinos, también llamadas conchas, atestiguan un tiempo pasado en el que el nivel del mar era más interior. Actualmente, están fuertemente esculpidos por el agua de lluvia y pulidos por el mar, cubiertos de plantas adaptadas al salsuage, como la cerda. En las zonas de acumulación de arena, principalmente en el sector oeste, aún se pueden ver las plantas típicas de las dunas, especialmente la holgura, el clavo de arena y la arena perpetua aromática, en la continuidad del sistema dunar de Salgados y de Praia Grande. Al este, dominan las formaciones rocosas y una zona de pino y corona el acantilado anaranjado.

     3. Playa de Rocha Baixinha

Haciendo justicia al nombre de la playa, los acantilados rojos de Praia da Falésia disminuyen, dando paso gradualmente a crestas dunares donde crecen las típicas plantas de arena, como el cardo de mar, la alfalfa de playa y el narciso de arena. Los desarrollos turísticos también dan paso temporalmente a los campos agrícolas de la llanura aluvial de la Ribeira de Quarteira, que ya le ha valido a Rocha Baixinha el sugerente nombre de Praia dos Tomates. El camino a la playa atraviesa campos de cultivo, invernaderos y pastos, así como vestigios más antiguos de uso agrícola en el valle, como las ruedas hidráulicas. Entre la playa y el amplio valle aún existen formaciones rocosas de color ocre muy barrancos, donde densos parches de pinar se mezclan con huertas de secano. Los animales abundan en estos bosques, conejos, zorros y muchas aves, como las típicas abubillas, encuentran alimento y refugio allí. La playa es amplia y al este ya se pueden ver los espigones del puerto deportivo de Vilamoura.

      4. Playa Coelha

El camino a la playa es peatonal y discurre por campos agrícolas donde se pueden ver olivos y algarrobos de aspecto centenario. Cerca del mar emergen frondosos matorrales costeros, con enebros, coscojas, lentiscos y palmeras enanas (única palmera autóctona de Europa), que suponen una zona de descanso a unos 100 m de la playa. Una vez en la playa, el visitante encuentra una pequeña cala protegida por altas paredes rocosas, con Alto da Coelha al este. En los acantilados de colores cálidos se ven fósiles marinos, así como cuevas y galerías resultantes de la erosión del agua dulce y salada sobre la roca caliza. Una vez más te apetece caminar por lo alto de los acantilados, los alrededores de la playa conservan la rica vegetación original y las formaciones rocosas esculpidas por el tiempo y los elementos te fascinan. Una escalera de madera parte del soporte de la playa y da acceso a los acantilados al oeste de la playa, sin embargo, se recomienda tener cuidado y mantener una distancia segura al borde de los acantilados.

¡Y hay tantos otros igual de hermosos!